The cure for the summertime blues

El otoño; según unos empieza cuando las salas de espera de los hospitales se llenan de niños con mocos, según otros cuándo tiene lugar el dichoso equinoccio/solsticio correspondiente y según otros 2 semanas después de que el Corte Inglés empieza su maquiavélica y depresiva campaña de “vuelta al cole”.
Pues bien, aquí, en Siegen, el otoño empieza cuando te cae la primera bellota en la cabeza. Os explico; si recordáis las clases de biología (ciencias naturales para los que estudiamos según EGB), en otoño algunos árboles se les ponen las hojas marrones y se les van cayendo hasta que se quedan pelaos. Lo que ocurre aquí es que casi todos los árboles son robles (aquí no consienten lo de los incendios y no les hace falta repoblar con eucalipto), y muy hijoputas por cierto, y en esta época no hacen otra cosa que escupir bellotas a diestro y siniestro. Los robles (también conocidos como carballos, que mola más) siempre han tenido mucha malicia, tiran unas bellotas que parecen cobetes y apuntan directos a la cepa de la oreja así que si no te andas con ojo te avían. Lo mejor es salir de casa siempre con boina que además este otoño vuelven a estar de moda.

Pues eso, que el otoño empieza cuando las salas de espera de los hospitales se llenan de niños con herida de bellota, o cuando tiene lugar el bellotazo de otoño, o, como dicen en mi pueblo, cuando los días se empiezan a hacer corticos y comienza a hacer viruje.


Bueno, tras estas líneas dedicadas a las bellotas, ida de olla, paja mental o como quiera que lo queráis llamar empieza un nuevo capítulo de Natreenmultidrink. Como todavía no tengo las fotos del viaje a Turquía pero espero conseguirlas pronto voy a escribir un post cortito y el domingo le clavo unas cuantas fotos.


El caso es que hace 2 semanas regresé, en visita fugaz, al lugar que me vio crecer (me refiero a Panxón, no al colegio Rosalía Castro). La verdad que no me apetecía demasiado moverme de mi nuevo hogar en Alemania, más que nada porque la principal razón de mi vuelta era hacer un examen que no me apetecía estudiar, hacer ni aprobar. Me tiré los 5 últimos días en Siegen intentando estudiar y me pillé el avión en Frankfurt cruzando los dedos para que no despegase y tener así una buena excusa. Durante el vuelo, concretamente mientras llegaba a Vigo, empezó a remordérseme la conciencia y decidí que ya que había hecho 2400 km, debería, al menos, probar suerte y en cuanto llegué a casa (martes 12 a las 21h, hora local) me puse a estudiar como un loco hasta la mañana del miércoles. Subí a la uni, me compré un lápiz y me puse a esperar delante del aula asignada a que llegasen las profes que me iban a examinar de la última asignatura que me queda por aprobar (pero no por suspender, que ya había cargado 2 veces).
A las 9:15, viendo que no venía nadie a examinarme salí del aula a echar un vistazo y me encontré con mis compañeros del año pasado. Como me pareció que estaban esperando para hacer un examen les pregunté:

- “Qué, venís todos al examen de T.I.E?” T.I.E = asignatura de economía que nos hacen estudiar y que es un coñazo.

-“Joder, T.I.E fue el lunes! Bah, no te preocupes, el examen fue chunguísimo”

-“Ha, vale. Joder, cuánto tiempo! Qué tal todo?..........”

Después de hablar media horita con mis antiguos compañeros de torturas me di cuenta de que echaba de menos Vigo, bueno, por lo menos echaba de menos la gente de Vigo y alrededores.
Me bajé a casa, un poquito jodido por ser tan idiota de ver mal la fecha, comí, me eché una siesta y me fui a tomar una birra. Al día siguiente fui a hablar con una de las profes para decirle que soy idiota (le llevé un justificante médico) y que vi mal la fecha y que blah y blah .......y me dijo que me hacía el examen el viernes a las 4 pero que eso no podía ser. Me metí 10 horas de estudio continuo (como en los viejos tiempos) desde las 5 de la tarde hasta las 3 de la mañana del viernes, dormí un rato, comí y me fui al examen. La verdad es que me pareció tirao y aprobé. Mi último examen!! Joder, no me lo creía.

Después de esto me quedaban solamente 9 días en casa que me los pasé visitando a la familia y yendo a la playa por el día, y de juerga con los colegas por las noches. Me lo pasé en grande pero me faltaron unos días más para quedar con los miembros del “escuadrón pícaro” que andaban por la ciudad y visitar algunos locales/tugurios a los que acostumbraba a ir cuando era un estudiante bohemio en Vigo.














Bueno, en navidades volveré.



PD: Creo que me he perdido una buena juerga en casa de Brotha Michael con el consecuente show etílico de Carlitos y Guli. Tampoco he podido despedirme en persona del apuesto M€, que partió hacia la capital persiguiendo su vocación (ser periodista o vivir eternamente como un estudiante, o quizás las dos). M€, un consejo; “lleva siempre los dineros ocultos en un calcetín y no hables con nadie que parezca sospechoso, que vista con poca ropa y te llame guapo o que regale caramelos. Cuando le vayas a darla mano a alguien, métetela antes bajo los pantalones (cerca del ojete) y luego tendiéndosela campechanamete salúdale con un “qué pasa artista”, se lleva mucho por la capital y harás amigos fácilmente. Eso es todo lo que necesitas para desenvolverte. Suerte ”. Por último os recomiendo el último post de Ra (la blogera enamoradiza que le dedicó un post a M€) donde habla de esos personajes urbanos que a mi me hacen tanta gracia: los pajilleros públicos. Me parto de risa cada vez que me cuentan una historia sobre ellos.

Sed bien